"La crisis económica está agravando problemas de derechos humanos preexistentes, como la marginación de los pueblos indígenas, la situación de desalojos forzados de habitantes de tugurios y la crisis de los refugiados y migrantes, asegura el organismo. Londres. El lado oculto de la crisis económica mundial es una extendida represión de los derechos humanos, alertó este jueves la secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan, en la presentación del Informe 2009 de la organización. "La crisis económica está agravando problemas de derechos humanos preexistentes, como la marginación de los pueblos indígenas, la situación de desalojos forzados de habitantes de tugurios y la crisis de los refugiados y migrantes", declaró en una entrevista con IPS. La recesión también está creando nuevos problemas, añadió. "Durante el año pasado vimos gente saliendo a protestar a las calles en 17 países, y cuando eso ocurrió los gobiernos, particularmente los de inclinación autoritaria, respondieron a esas manifestaciones de maneras muy duras", dijo. "Hemos visto gente asesinada en Túnez, en Camerún, hemos visto a la policía usar una fuerza excesiva en otros lugares como Egipto, Malí, Senegal. Estamos viendo más represión a partir de la recesión", señaló. Aparte de los impactos de la recesión sobre las personas, "algunos problemas muy importantes en materia de derechos humanos no están concitando la atención y los recursos que necesitan. Hablo de asuntos como la violencia contra las mujeres, y también de cuestiones como los conflictos armados en (la occidental región sudanesa de) Darfur o Somalia o Congo o Afganistán o Pakistán", dijo Khan. Los gobiernos están dedicados a "enderezar el mercado nuevamente. Pero el mercado no va a abordar los problemas de derechos humanos", sostuvo. En cuanto a los paquetes de recuperación económica, Khan señaló que estos deberían ocuparse también de los pobres, y no centrase solamente en hacer que las empresas y los bancos se recuperen. "Si no se aborda la pobreza, entonces no se tendrá un plan de recuperación económica sustentable", agregó. El Banco Mundial había dicho que unos 53 millones de personas estaban volviendo a la pobreza a consecuencia de la recesión, recordó Kahn. "El año pasado, la crisis alimentaria afectó a aproximadamente 150 millones de personas. Eso significa que se borraron todos los avances logrados en la última década", dijo. Amnistía Internacional, con sede en Londres, considera que la recesión se constituyó en el segundo gran golpe a los derechos humanos, luego de "guerra contra el terrorismo" lanzada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, que dejaron 3 mil muertos en Nueva York y Washington. "En el pasado vimos a los gobiernos usar la seguridad como argumento para debilitar los derechos humanos. Lo que vemos ahora es que la crisis económica ha producido otro imperativo para los gobiernos, que nuevamente los están ignorando", dijo Khan. "Así que el escenario del 11 de septiembre (de 2001) pasó a ser una suerte de escenario del 15 de septiembre", indicó, en alusión a la fecha del año pasado en que colapsó el banco Lehman Brothers, desatando la crisis. "Por razones económicas —ya sean excusas o deliberadas, probablemente una combinación de ambas—, los gobiernos quieren evitar centrarse en los temas de derechos humanos", añadió. Amnistía lanzó la campaña "Exige dignidad" para luchar por los derechos amenazados por la crisis económica, y por los sectores ignorados a consecuencia. Con esa iniciativa "queremos poner fin a los abusos de los derechos humanos que crean pobreza y mantienen a la gente pobre. Estamos mirando a la pobreza como un tema no solamente de ingresos, sino también de derechos de las personas que viven en la pobreza: su participación, acceso equitativo a los derechos humanos y, particularmente, responsabilización de los gobiernos, las instituciones financieras y las empresas", dijo Khan. Amnistía hará campaña para poner fin a los desalojos forzados de habitantes de tugurios, aseguró, y trabajará para garantizar que las mujeres tengan voz en materia de derechos sexuales y reproductivos, además de "exigir la responsabilidad corporativa" de la industria extractiva. Según Khan, la cuestión fundamental es "el empoderamiento de las personas que viven en la pobreza". "La mejor estrategia es sus derechos a la participación: su voz, la transparencia y responsabilidad de los gobiernos, a fin de que puedan hacer que sus gobiernos se responsabilicen, y ellos también puedan participar en las decisiones que los afectan", afirmó.